lunes, 4 de abril de 2011

SEMANA 1: LA PROSTITUCIÓN

En esta primera entrada trataremos la profesión más antigua del mundo: la prostitución. O al menos, una de las primeras, pues supongo que los primeros clientes deberían de percibir algún salario que poder gastar en aquellos servicios, con lo que por muy pocas profesiones que existieran, alguna tendría que coexistir en el tiempo con la que abarca nuestro primer contenido.

La legislación española parece ser un mero espectador ante el mercado de la prostitución. No existe una regulación al respecto, con lo que todo se sumerge en una alegalidad que permite que tanto ofertantes como usuarios (es un blog de economía, estas palabras deben aparecer) creen un mercado que reporta grandes beneficios.

La palabra “beneficios” es un término que suele alertar a cualquier Gobierno, puesto que si puede gravar ese flujo de dinero obtendrá una cuantiosa suma en sus arcas. Véase gasolina, tabaco, alcohol,... Entonces, ¿por qué no se regula la prostitución siendo esta uno de los negocios más rentables?

Veamos las múltiples ventajas de la posible legalización:

- la más clara es la comentada: toda actividad económica lleva implícita unos impuestos, desde aquellos que gravan el consumo, como aquellos que gravan a la propia empresa. Además, los gobiernos, basándose en una hipócrita teoría de gravamen superior si el producto es perjudicial, crea también impuestos indirectos que seguramente encajarían con el tema que nos ocupa. Otro tema sería que tipo de gravámenes serían los adecuados para semejante actividad. Más de uno defendería, por ejemplo, un IVA para productos de primera necesidad (hay gente para todo).

- otra ventaja, entrando ya en las externalidades positivas, sería la seguridad. La regulación de cualquier mercado implica reducir (aunque nunca completamente) asuntos como el dinero negro, economía sumergida. Imaginemos por un momento cuántas personas (y digo personas, porque aunque sea en menor proporción, la prostitución masculina también existe) pueden estar recibiendo prestaciones por desempleo o ayudas cuando realmente obtienen unas ganancias más o menos cuantiosas (basadas en sus cualidades, capacidades, suerte, localización,...). Pero no me refiero sólo a seguridad económica, a ajustar este mercado a los parámetros establecidos normalmente para otro tipo de actividad, sino a la seguridad propiamente dicha: seguridad ciudadana. La legalidad de los negocios complicaría las oscuras tramas de trata, chantaje, explotación,... que en ocasiones acompañan a la práctica de la prostitución. Esto redundaría en un mayor bienestar social, algo que teóricamente es el objetivo básico de cualquier buen gobierno.

- sin duda, la salud sería otra de las beneficiadas de un marco legal. Controles médicos permitirían prestar y recibir servicios sin riesgos asociados. Esto ofrecería mayor seguridad a los clientes, y una esperanza de vida y de calidad de vida mayor a las empleadas (el porcentaje de muertes por enfermedades es ínfimo en el sector de la prostitución, pero si es cierto que determinadas afecciones pueden reducir su calidad de vida).

- otra externalidad a destacar es el efecto en cadena que todo servicio produce al entrar en el mercado. Imaginen que usted, valiente ante la que está cayendo, crea una empresa de, por ejemplo, venta de pulseras hechas a mano. Usted es bueno gestionando, y siempre le han gustado las pulseras, pero es un completo desastre en manualidades. Contrata a una persona que es una experta en la fabricación de dicho artículo. El negocio empieza a ir bien, la demanda de pulseras aumenta considerablemente, y decide contratar a otras tres personas para aumentar la producción. En ese momento se plantea en promocionar sus productos en la prensa local, pues quiere aprovechar esa mayor capacidad productiva e invierte una parte de sus beneficios en promoción.
Este ejemplo podría continuar y continuar (hasta que el mercado se saturase de pulseras hechas a mano), pero ya podemos destacar sin profundizar más el efecto cadena que comentábamos: usted ha aumentado la población activa trabajadora del país, ha aumentado las transacciones tanto de su propio negocio como las que implican a otras partes (en nuestro ejemplo la prensa local). Con ello, usted aumenta los ingresos del Estado, el PIB, y seguramente se compre un coche nuevo que también active aún más la economía (vamos, que gasta más en el sistema y todos más contentos). En el marco de la prostitución el efecto en cadena se produce de manera no muy clara, pues la promoción se reduce a lugares concretos (las conflictivas secciones de contacto de la prensa); además los efectos económicos de la economía sumergida no se reflejan en las variables macroeconómicas que reflejan la salud de un país. Desde un marco legal, el efecto cadena sería superior y usted vendiendo pulseras tanto como su vecino vendiendo sexo, tendrían una mayor calidad de vida, mejorarían la de los demás, y vivirían en un país mejor.

Puede que se me escape alguna externalidad más, y puede que deje escapar alguna con intención (imagine plantear como externalidad positiva el menor stress de los ciudadanos). Pero las más claras en términos de economía han quedado reflejadas. Usted, influenciado por llevar minutos leyendo mis palabras, se pregunta con énfasis: ¿cómo es que no se legaliza la prostitución? Pues yo también me lo pregunto. Y encuentro una sola explicación: la moralidad (podríamos decir que el concepto de la legalidad de la prostitución conllevaría externalidades negativas para mucha gente: mal ejemplo para sus hijos, mal concepto de la profesión,... o como dirían muchos “una vergüenza y una guarrería”). Imagine que usted es gobernante del país y decide legalizar este negocio. ¿Cómo cree que le mirarían determinados sectores de la sociedad? La oferta y demanda entre bienestar social ofrecido y votos recibidos superará seguramente la importancia de la interacción entre oferta y demanda de prostitución. Sería muy positivo anunciar en un congreso que el paro ha disminuido, que la producción aumenta, que debido a una mayor recaudación el gobierno puede invertir en obras sociales y ayudas a necesitados, en beneficios sociales... ¿pero cómo recibiría ese público la última parte de su discurso cuando anunciara que todo se debe a que la prostitución es legal? Seguramente perdería el apoyo de muchos de sus fieles. ¿De qué le sirve tomar medidas para aumentar el bienestar social del país si luego no encabezará su gobierno? No creo que haya muchos políticos que asuman una derrota por el bien común.
En definitiva, económicamente la legalidad de la prostitución no tendría ninguna traba. Sólo reportaría beneficios, tanto directa como indirectamente. Pero cuando los prejuicios y sentimientos de las personas entran en juego (recuerde, externalidad negativa, todo tiene su equivalente económico), no hay números que valgan.
Nota lista del economista: Piense en la gente que emplea a personas a precios ridículos como personal de servicio, y piense también en el concepto que esa misma gente puede tener de la prostitución... ¿contradictorio? Puntos de vista...

6 comentarios:

  1. A estas alturas de la historia de la humanidad aún no consigo entender el por qué de ciertas cosas. La ilegalización de la prostitución y, en general, los tabúes en temas sexuales no son más que producto de la falsa moralidad que se vive en este país y en otros muchos. El sexo es lo más natural del mundo y alrededor de él se crean conflictos y polémicas producidas por las mentes cerradas que nos rodean. Estos prejuicios no son más que reacciones provocadas por los complejos y envidias que hay en esta sociedad, por no mencionar la vergüenza que le da a mucha gente hablar de estos temas. Omitiéndolos lo único que hacemos es agravarlos aún más. Ignoramos las necesidades (legales, fiscales, de seguridad y de salud)que tienen las personas involucradas en este negocio. Cuando la gente habla de prostitución sólo ven el intercambio de dinero por sexo y se olvidan de las redes mafiosas que se ocultan detrás de las prostitutas. Aparte de que legalizando esta profesión se podrían reducir considerablemente este tipo de prácticas criminales (las mafias), las/os trabajadoras/es del sexo ganarían una barbaridad en calidad de vida.
    En este país hay tanta prostitución porque hay clientes para ello, asi que a ver si empezamos a ser un poquito más coherentes y menos antiguos para estas cosas.
    Por cierto, desde mi punto de vista, el trabajador/becario que trabaja para una empresa/empresario que le paga una miseria por trabajar interminables horas al día a cambio de su esfuerzo mental y, en muchos casos, de sus ideas, no me parece que esté menos prostituído o explotado. ¿Por qué nadie se queja de la prostitución intelectual? ¿Por qué la gente tiene tantos complejos cuando el asunto va de algo relacionado con el cuerpo y el sexo?
    Que estamos ya en el siglo XXI señores.

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  2. Te olvidaste de algo importante, las cotizaciones de todas esas personas a la Seguridad Social. Así evitaríamos posiblemente tener que jubilarnos con 37,5 años cotizados o congelación de las pensiones, ya que habrían más cotizantes, que es lo que hace falta en este país.

    También olvidaste que esas personas soportarían un IRPF y, por tanto, pagarían sus propios gastos sanitarios, los cuales ahora son soportados por el resto.

    Respecto a la economía sumergida y a las mafias, por desgracia, seguiría habiéndola, aunque en menor medida. Como ejemplo podemos ver las actividades agrícolas y hosteleras, donde hay mucho dinero negro e incluso mafias de temporeros para el campo.

    Además, hay paises y ciudades que han regulado la prostitución, pudiendo verse los beneficios generales a la economía. Así que riesgo político no deben tener.

    Por último, en lo que sí discrepo de tu entrada es lo de los salarios que debían de percibir aquellos que originalmente gastaban su dinero en prostitutas. A lo largo de la historia ha habido muchas mujeres que han sido obligadas a ejercer la prostitución por ser de la tribu o bando enemigo y por tanto prisioneras, que no cobraban y eran cruelmente vejadas.

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  3. Amigo Felipe, sí hay referencias en la entrada al tema de impuestos, y en cuanto al último tema que tocas... la prostitución se entiende como intercambio de servicio por dinero, el caso al que tú te refieres sería más bien el de esclavas.

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  4. Se te olvida mencionar las múltiples desventajas de la ilegalización de la prostitución. Son todas las que son ahora, pero con la ley amparando a los chulos (90% de explotación sexual a través de intermediarios, o como quieras llamarlos) y haciendo más difícil todavía que una mujer extranjera (80% de prostitutas extranjeras)pueda denunciar a su explotador. Además no creo que fuese la bomba la legalización, más bien creo que al final 1 de cada 4 prostitutas trabajarían de forma legal, el resto se quedarían en el mercado negro (40% prostitutas de color) dando besos negros. Fuente:lachistera.com
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  5. Amigo Diego, precisamente la legalización facilitaría el control de las variables que comentas, un marco legal evitaría la explotación. Y en cuanto al porcentaje de profesionales de la prostitución que se mantendrían al margen de esta legalidad, podrían ser perseguid@s por la ley al dejar de disfrutar del estatus de alegalidad.

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  6. Muy buen artículo. Estoy completamente de acuerdo en la legalización de una actividad que, al mantenerse sumergida, permite la circulación de personas en el ámbito de la explotación/esclavitud y la circulación de ingentes cantidades de dinero negro. Regular esta actividad hará que estas personas tengan derechos y sean responsables con sus obligaciones fiscales. Y estoy convencida, de que facilitaría la captación de personas en situación de explotación... mejoraría la salud de trabajadores y usuarios, facilitaría el control/tratamiento de ciertas patologías infecto-contagiosas y, en definitiva, mejoraría la imagen de los que se dedican a esta actividad, hombres y mujeres.

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